Los textos y las fotografías son creaciones surgidas por casualidad de mi cabeza :)

miércoles, 3 de febrero de 2010

Dosis de amor letal


El amor engancha, como otras muchas cosas, pero hay amores y amores. Este amor no era para nada físico, era diferente. A nadie le parecía bien, pero a mi si, al menos hasta ese día. No sé que me ocurrió, la verdad, pero todo se fue a la mierda, y nadie, ni si quiera yo, pudimos hacer nada para evitarlo. Me imagino que fue por celos, ¿qué iba a ser si no? Alguien le habría dicho que no sólo estaba enganchada a su amor, que había otro vicio por ahí, por eso decidió hacerme esto. Sabía perfectamente que era todo por su culpa, si no... No habría actuado así, o tal vez si, era de estar en mi situación. Entendedme, estaba entre la espada y la pared, pero le importó bien poco para dejarme como me dejó. No recuerdo apenas nada, sólo como notaba su roce, frío, atravesándome lentamente mientras me provocaba un enorme placer, pero jamás se lo dije. No pudo controlarse, o más bien fui yo, y del placer pasé al miedo y del miedo, al olvido. Lo último que recuerdo fue mi decisión, a todo el mundo le cuesta elegir entre un buen polvo y una buena dosis de amor letal. Yo elegí a ambas, una lo aceptó, la otra paso de una buena dosis a una sobredosis. Y así es como terminé, tirada en mi cama, con la culpable arrastrándose por los suelos, donde vio que sin mi no era nada, y ese pequeño frasco que me daba la vida diariamente y que justo ese día decidió quitármela.
El placer engancha, como otras muchas cosas, pero en exceso mata. Ella me había prometido todo el placer del mundo, no más días malos. Ella era mi heroína, la que circulaba por mis venas regalándome ese placer. Yo sabía que podía acudir a ella siempre que la necesitase, pero jamás imaginé que me quisiera sólo para ella y que fuese capaz de matarme. Ahora entiendo porque nadie lo aceptó. Ella me alejo de todo cuanto quería y amaba. Sólo la tenía a ella... También me abandonó.