sábado, 12 de diciembre de 2009
No habrá un mañana
- Creo que ahora mismo deberíamos hacerlo como si no hubiera un mañana.
martes, 8 de diciembre de 2009
Sábanas blancas empapadas entre pequeñas lágrimas.
Dee era esa chica que derrochaba alegría día a día en todas partes, pocas personas habían visto a Dee llorar, o simplemente, estar triste.
Dee sólo lloraba con las películas extremadamente románticas, si, esas tan, tan, tan cursis que sólo una chica puede aguantar. También cuando alguien cercano no estaba bien, y... ¡cómo no! Cuando alguien le hacía daño, sólo que con ésta última se escondía en su baño o entre sus sábanas que tantos recuerdos le traian. Y si, el amor es cruel hasta con Dee, esa chica risueña que alegraba las mañanas a cualquiera con su sonrisa perfecta, su larga melena despreocupada al viento y esas canciones que salian de su boca, que hasta la canción más triste se volvía la más alegre con su dulce voz y su tierna sonrisa.
Cuando estaba cansada de respirar entre sollozos, bajaba corriendo las escaleras de su casa para asaltar su despensa, si, después de llorar por un cabrón (así suele denominarlos ella... O eso es lo que a mi me dice...) tenía que reponer fuerzas, porque sino no podría girar página y volver a rehacer su preciosa historia, que de vez en cuando tenía algun bache, como cualquier historia. Muchas veces tenía una recaida... Y lloraba durante toda la noche, tanto que al día siguiente ni se levantaba y estaba como muerta entre sus sabanas blancas, empapadas por sus pequeñas lágrimas que esconden amor y rabia.
domingo, 22 de noviembre de 2009
Enséñame a querer una y otra vez.
- ¿Sabes? Tengo un pequeño problema, yo no se querer.
- ¿No sabes querer? Y... ¿cómo se hace para no saber querer?
- Es fácil. Cuando se han reído de ti miles de veces, cuando un hombre sólo te quiere para follar contigo o simplemente, porque cuando tu has dicho te quiero no te han creído, llega un momento que dejas de querer, por el simple hecho que no quieres volver a pasarlo mal, y dejas esas dos preciosas palabras, si las de un “te quiero”, para cuando de verdad estas segura de que esa misma persona siente lo mismo por ti. Sólo dices te quiero, cuando esa persona te lo ha dicho a ti, lo malo es que no te suelen creer, suelen decir eso de... “lo has dicho porque yo te lo he dicho, en realidad no lo sientes”. Odio no poder expresar mis sentimientos como me gustaría...
- Sabes que conmigo puedes expresarlos. Se que te cuesta decir te quiero, y que cuando lo dices es sincero y muy profundo. La gente que no te crea es imbécil, así, tal cual, por eso no debes preocuparte, yo siempre estaré a tu lado. Y a la cuestión de no saber querer, no te preocupes, yo te enseñaré a querer. Cada día te enseñaré como quiero yo. También hay que tener en cuenta que depende de la persona quieres de una manera o de otra, pero yo te enseñaré como te quiero yo a ti. Si pudiera, cada mañana me metería en tus sábanas y te despertaría a besos, lo haríamos durante horas, días incluso y jamás, si he dicho jamás, me podrías sacar de tus sábanas. Te llevaré a los lugares más recónditos de esta pequeña isla, y descubriremos, entre los dos, lo que es el amor de verdad. Porque tu, sólo tu, me encantas, y no voy a dejarte ir por las buenas. Así, que yo seré tu profesor sobre la asignatura del querer, ya verás, en esa materia soy el mejor.
lunes, 9 de noviembre de 2009
Las sábanas huelen a amor
Es como un juego, ¿te acuerdas cuándo éramos pequeños? Todo era un simple juego, los problemas eran ficticios que cuando terminábamos de jugar desaparecían con el viento, y nuestra máxima preocupación era elegir a que debíamos jugar y convencer a mamá que te dejara jugar un rato más con tus amigos.
- Ese juego ya terminó hace años. ¡Espabila! ¡Reacciona! Tú te has empeñado en no crecer, y así has hecho, tu lo has conseguido. Pero te molesta que los demás hayan crecido y no se queden contigo, a tu lado, jugante a este complicado juego de la vida.
Eso era lo típico que te soltaba tu madre, ahora, ya se ha cansado de repetírtelo y digamos que no hay una muy buena relación entre tu y ella. Siempre te has querido salir con la tuya, y así es, siempre lo consigues.
Ahora yo también he decidido jugar al juego de mi vida. No voy a privarme de nada y lo he intentado miles de veces pero sola no puedo. No dejo de ver mis problemas diarios, no puedo volver a ser una niña, yo sola no. Por eso estoy aquí. No me mires así, me haces sentir mal... Creo que puedo permitirme pedirte esto. Se que no te he dado un gran discurso, pero no puedo seguir así, te necesito a mi lado, y siento que te voy perdiendo y no quiero.
¡Quiero ser una niña junto a ti! Ser niños y hacer cosas de mayores, como cuando jugábamos. Hacerlo cada día, como si fuera siempre la primera vez, y llegar juntos al orgasmo, y levantarnos cada mañana juntos, abrazados, entre sábanas que olerán a amor, cómplices de nuestros deseos.
Ahora dime tú, ¿quieres?
jueves, 5 de noviembre de 2009
Marrón chocolate
martes, 27 de octubre de 2009
Se me escapa un leve suspiro, pero no tan leve como esperaba que fuera, él me ha oído. Por fin se decide y alza su mirada. Sus ojos se clavan en los míos. No puedo apartarlos, me atraen tanto sus ojos que pasaría horas mirándolos. Al final es él quien aparta la mirada, entonces yo vuelvo a agachar la cabeza. Los segundos pasan como minutos, los minutos como horas, y las horas, como días.
De repente noto algo. Es él. Se ha acercado más a mí, hasta se ha atrevido a cogerme de la mano. Me giro. Creo que en aquel momento mi cara lo dice todo. Avergonzado aparta su mano y yo lo impido. Su mirada caída, sus ojos húmedos, llenos de lágrimas prisioneras de ellos desean salir, pero él se lo impide.
Allí decido perdonarlo, puede que no por mucho tiempo, como otras tantas veces, pero lo hago.
Empieza una nueva página en nuestra historia interminable.
sábado, 24 de octubre de 2009
Te quiero
viernes, 23 de octubre de 2009
Fragilidad
Silencio, angustia, soledad, pensamientos volando de lado a lado. Tú, sólo tú, nadie más.
Te ves allí, tendida sobre el césped de tu jardín, sola, sin nadie que te moleste. De vez en cuando pequeñas ráfagas de aire sacuden contra tu cara y hacen que por un segundo regreses al mundo real, pero es inútil, en cuestión de segundos ya vuelves a estar en tu pequeño mundo, pensando vete a saber que o en quien.
De repente notas pequeñas gotas de agua que mojan tu cara, no te explicas ni cómo ni por qué, pero ese fantástico día ha termino como tu estado de ánimo, por los suelos.
Por un instante piensas que puede haber un tipo de conexión entre tu y el mundo, pero ese pensamiento desaparece inmediatamente.
Una sensación de frio empieza a recorrer tu cuerpo. Definitivamente, no hay ningún tipo de conexión entre tu y el mundo, en aquel momento preferirías sentir en tu piel el cálido sol.
Decides que siendo pesimista no llegarás a ningún lado, que si quieres que entre tu y el mundo exista una pequeña conexión, hay que empezarle a sonreir. Porque una vez que estás abajo, lo único que puedes hacer es ir subiendo e ir a mejor.
jueves, 22 de octubre de 2009
Carcajadas de felicidad.
-¡Mierda!- Gritó Dee. -¡Mamá! ¿Puedes prepararme el desayuno por favor?
Un nuevo día empezaba para Dee, no con muy buen pie que se diga, pero no le importaba. Después de tener varios problemas con la vida, Dee había decidido vivir cada día como si fuera el último.
-Grácias mamá, eres perfecta- le dijo con una gran sonrisa en su cara.
Se encaminó camino del instituto. Dee siempre iba tarareando alguna canción, no había día que no cantara algo. Ese día le toco a Wonderwall de Oasis, y se fué hacia clase con paso firme y cantando su canción, más feliz que nadie y con una de sus perfectas sornisas.
El día no hacia más que empezar.
miércoles, 21 de octubre de 2009
Contradicciones.
No suelo hacer lo que la gente espera que haga. Estoy llena de contradicciones, aunque para todos los demás soy una caja de sorpresas, o eso me suelen decir. Si lo piensas friamente, prefiero ser una constante contradicción e ir sorprendiendo a la gente con mis arrebatos de locura.
La verdad, esque no soy yo la que esta llena de contradicciones, es la vida misma. Todo lo rico, engorda; lo bonito, es caro; lo divertido, arriesgado... Y podría seguir así y hacer una lista interminable.
Hoy he decidido que me da igual ser una constante contradicción, si así soy feliz y me lo paso genial, ¿para qué voy a cambiar? Me gusta ser así, hacer sin más lo que se me pasa por la cabeza, no seguir una norma establecida sobre mi, porque, no existe esa norma. Mi única norma es divertirme, arriesgarme, engordar, adelgazar, reir, llorar, gritar, saltar, correr, dormir, susurrar... cuando, donde y como yo quiera.
Me gusta ser una contradicción y no seguir un patrón de vida.