Los textos y las fotografías son creaciones surgidas por casualidad de mi cabeza :)

martes, 27 de octubre de 2009

Pequeña habitación. Un pequeño rincón de lectura en una de sus esquinas, una pequeña mesa de café rodeada por dos butacas justo en el centro, una pequeña chimenea con un fuego vivaz que caldea el ambiente. Él y yo. Solos, el uno frente al otro, sin dirigirnos una sola palabra. Miedo. Esa preciosa canción sonando, ¿cómo se llamaba?, ¡Ah, si!, The Scientist de Coldplay, no podría haber mejor canción.
Se me escapa un leve suspiro, pero no tan leve como esperaba que fuera, él me ha oído. Por fin se decide y alza su mirada. Sus ojos se clavan en los míos. No puedo apartarlos, me atraen tanto sus ojos que pasaría horas mirándolos. Al final es él quien aparta la mirada, entonces yo vuelvo a agachar la cabeza. Los segundos pasan como minutos, los minutos como horas, y las horas, como días.
De repente noto algo. Es él. Se ha acercado más a mí, hasta se ha atrevido a cogerme de la mano. Me giro. Creo que en aquel momento mi cara lo dice todo. Avergonzado aparta su mano y yo lo impido. Su mirada caída, sus ojos húmedos, llenos de lágrimas prisioneras de ellos desean salir, pero él se lo impide.
Allí decido perdonarlo, puede que no por mucho tiempo, como otras tantas veces, pero lo hago.
Empieza una nueva página en nuestra historia interminable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario